Autor: Andrea L’ Rosa
En el palpitar del corazón, de quien madruga diariamente;
en el destello de los ojos del ciego, que en alto sitúa su frente;
en el escudo de sonrisa, que se dibujan los valientes;
en los suspiros del encamado, que la energía siente presente;
en el pensar del leporino, que en sueños se ve sonriente;
en la fantasía del barrendero, que se imagina siendo gerente;
en el anhelo del huérfano, que resuelve ser feliz siempre;
ahí estoy yo, desvaneciendo con mi calor
los momentos fríos con que el desamparo advierte.
En la risa del mendigo, que con tres monedas millonario parece;
en el hastío del deprimido, que su verdadero amor espera impaciente;
en el cantar de las aves, que empapar quieren sus alas en la corriente;
en las lágrimas del orgulloso padre, que mira a su hijo usando birrete;
en las ansias del reprobado, que eximirse de sus cursos apetece;
en el vibrar del pulso del apostador,que espera cambie su suerte;
en los escalofríos del inadaptado, que suplica no ser tratado diferente;
Ahí estoy yo, dando palmadas de sanación
en las heridas que deja el infortunio persistente.
En el bogar del marinero, que evadir las tormentas quiere;
en la ecuación del científico , que cambiar el mundo tiene presente;
en el abrazo de paz del cristiano, que espera que el rencor cese;
en los tarareos del cantante , que desea difundir su voz mundialmente;
en la sobriedad del rehabilitado, que añora vivir sanamente;
en la melancolía del piel oscura, que concibe que el racismo muere;
en la incertidumbre del ufólogo, que hallar más vida pretende;
ahí estoy yo, mutilando cada óbice,
protegiendo a quién vencido nunca se siente.
En la verosimilitud de libertad, de quién aprehenden injustamente;
en las ojeras del investigador, que curar el cáncer promete;
en los vástagos del conuco del pobre, que ve que su fortuna florece;
en el aullar de los caninos callejeros, que hogar le llaman al puente;
en la foto del soldado,a quien su familia espera verle;
en los manuscritos del escritor, que sabias reflexiones promueve;
en el artefacto del inventor,gracias a quien la tecnología asciende;
ahí estoy yo, restaurando lo imposible en posible
Abriendo caminos contra corriente.
En el entumecido solitario, que espera que la compañía llegue;
en el chanclo de cartón del descalzo, que se siente igual entre la gente;
en las cefaleas del mentor, que instruye nuevas vidas tenazmente;
en los bocetos del diseñador, que con donaire siempre sorprende;
ahí estoy yo, soy una gota de esperanza,dispuesta a quedarme
aún si mal augurio no se revierte.
En la euforia del cuerdo, que irradia su locura externamente;
en las rutas del inmigrante, analizando cada peligro inminente;
en la mirada del enamorado, que idealiza a su amada cuidadosamente;
ahí estoy yo, firme y nunca intermitente,
aún si la guerra se me revela recia y para siempre;
ahí estoy yo, a la merced del que jamás me olvida,
me inclino a dar la cara, e inquiriendo la victoria
en las desventuras de la vida.